Robin Hood: príncipe de los ladrones (1991)
Día 38...
Pues resulta que hace poco, ya acabando el curso, me dirigía como siempre a impartir una de mis clases magistrales
(en el sentido literal del término y en el otro, todo sea dicho) cuando, para
mi sorpresa, escucho el tema principal de la película "Robin Hood,
príncipe de los ladrones" compuesta por el gran Michael Kamen y que abre
este film (lo podréis ver más abajo), procedente del salón de actos de mi
instituto y que retumbaba por todo el pasillo.
Ni corto ni perezoso, y
como siempre me ocurre con esta banda sonora, inmediatamente me puse a
tararearla, silbarla e incluso acompañarla con movimientos de mi mano y mi fiel
llavero, como si blandiera una espada, todo bajo la atónita mirada de dos
sorprendidos alumnos que esperaban su merecida expulsión en la puerta de
Jefatura, cual reos de la Santa Inquisición.
Toda esta larga introducción para justificar la película de hoy, segunda en
menos de una semana protagonizada por Kevin Costner, en mi opinión uno de los
actores más mediocres de los últimos años.
Lo cierto es que esta enésima revisión
del mito del ladrón honrado que robaba a los ricos para dárselo a los pobres
(mentira podrida, por cierto) sólo fue posible gracias al empeño personal del
alopécico actor californiano, que la interpretó, la produjo e impuso como
director a su amiguete y tocayo Kevin Reynolds.
Los Kevin artífices del film: su amistad acabó con el desastre de "Waterworld" en 1995
Pese a lo manido del argumento, el film
tiene su encanto, pues no se limita más que a dar lo que promete, es decir,
entretenimiento sin pretensiones y lo cumple con creces, destilando en todo
momento un aroma a cine clásico de aventuras que ya en aquella época (1991) se
estaba perdiendo.
Pese a la rémora que supone la
interpretación de Costner (muy criticado su acento british), otros actores más
competentes lo equilibran, como M. Freeman, C. Slater, el cameo especial de
S.Connery y, sobre todo, el auténtico protagonista del show, que se come con
patatas al resto, un espléndido Alan Rickman (QEPD) como sheriff de Nottingham,
que ilumina el film en todas sus escenas y que gracias a su carisma conquista
al público, que prefiere que gane su personaje al final antes que el sosainas
de Kevin (al menos, a mí me pasó)
Rickman y su sheriff se comen el film: este hombre bordaba los papeles de malo
Mención especial a la escena de apertura
con la épica fanfarria de Kamen ya comentada, acompañada en imagen del tapiz de
Bayeux, un poco fuera de lugar cronológicamente, pero que se perdona por lo
bien que queda, y que ya habéis podido ver más arriba.
Si alguien es muy fan de K.Costner,
espero que no se lo tome a mal pero lo mío con este tío es algo personal.
Supongo que tiene que ver con su nombre, ya que la cima de su carrera coincidió
con la moda de bautizar en España a niños con su nombre (de Kevin, a José
Kevin, Kevin José e incluso Kevin de Jesús), la mayoría de ellos futuros
alumnos de un servidor en la segunda mitad de la década del 2000, y casualidad
o no, jamás conocí un alumno Kevin bueno, sufriéndolos en mis carnes.
Espero
que ahora me comprendáis.....y bueno, que el tío no es buen actor tampoco.
Y cómo no, os dejo a Robin de Locksley haciendo el indio con su arco...
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