viernes, 12 de octubre de 2018

La lista de Schindler


                           La lista de Schindler  (1993)


         



Oh, sorpresa, nos volvemos a encontrar por aquí con el genio de Cincinnati, el rey Midas de Hollywood, o lo que es lo mismo, Mr. Steven Spielberg.
Pero hoy no hablaremos del Spielberg que revolucionó el cine comercial, rey de la taquilla, si no del Spielberg más intimista y de la que es, sin duda, su película más personal.



                                      Spielberg se pone serio e incluso hace un cameo en la película


“La lista de Schlinder”, estrenada en 1993, es sin lugar a dudas una de las mejores películas que trata el tema del Holocausto judío y una de las mejores del cine contemporáneo. Estaba claro que alguien como él, de ascendencia judía y con antepasados que sufrieron en sus carnes esta barbarie, tarde o temprano tocaría el tema, y ya desde la década de los 80, cuando cayó en sus manos un libro narrando la historia de un empresario alemán que salvó a cientos de sus empleados judíos en Cracovia, pretendía dirigirla.
Sin embargo, tardó más de diez años en encontrar las fuerzas necesarias para emprender la tarea, pues según él, no se sentía lo suficientemente maduro para hacerlo, por lo que decidió sólo producirla y dejarla en manos de otros realizadores más experimentados como Polanski, Scorsese o Wilder.



                               Spielberg pensó que ellos lo harían mejor....Afortunadamente, reculó



Afortunadamente, recapacitó y tras comprobar preocupado cómo se extendía por el mundo una ola de antisemitismo tras caer el muro de Berlín y se ponía de moda la teoría negacionista sobre el Holocausto por Europa, decidió tomar las riendas del proyecto en persona.
Para la producción no se destinó gran presupuesto (Spielberg pensaba que el film sería un fracaso comercial y perdería dinero), se buscaron actores de nacionalidades acordes a los personajes del film y se rodó en la misma Cracovia, en los mismos lugares o a pocos metros de donde tuvieron lugar los hechos en realidad. Finalmente, se acordó rodar en blanco y negro para lograr una mayor veracidad histórica y porque como decía el mismo Spielberg: “el Holocausto no puede contarse en color”.



                                  La niña del abrigo rojo, única nota de color en 3 horas de película


Para los papeles principales, Spielberg escogió a dos actores por entonces muy secundarios (Liam Neeson y Ralph Fiennes) pues no quería que grandes estrellas opacaran la historia (sonaron Mel Gibson, Kevin Costner, Warren Beatty)


                                                   Oskar Schindler y Amon Goth frente a frente



Del argumento en sí poco que comentar pues es de sobra conocido, así que vamos directamente a las curiosidades…
Varias actrices sufrieron ataques de pánico durante el rodaje de la escena de las duchas de gas; en varias ocasiones hubo que parar la grabación por ataques perpetrados por grupos neonazis, llegando el actor Ben Kingsley a las manos con algunos de ellos; cada tarde Spielberg dedicaba unas horas al montaje de “Parque Jurásico” que estrenó ese mismo año; varios supervivientes del ghetto de Cracovia aparecen en la escena final en la tumba de Schlinder junto a los actores que les habían interpretado, aunque una de ellas sufrió un desmayo cuando vio a Fiennes caracterizado como su antiguo torturador…
En fin, de una película que debería ser de visionado obligatorio para todo el mundo y escogida como el octavo mejor film de la historia, es difícil quedarse sólo con una escena: la presentación del personaje de Schlinder, la tortura psicológica sufrida por el fabricante de bisagras, el ataque al ghetto con la famosa niña del abrigo rojo (¿representa esa niña a todo el pueblo judío?, ¿representa la actitud pasiva de EEUU ante el asunto como dijeron algunos?), el derrumbe final del empresario y su disgusto por no haber podido salvar a más, el desfile homenaje delante de su tumba,….
Aquí nos quedamos con la terrible escena del campo de concentración y la selección de los que vivirán al menos un día más y de los que serán ejecutados inmediatamente, escena que el propio Spielberg no se vio capaz de dirigir y dejó en manos de su asistente, pues no aguantaba más y abandonó el plató. 




Y ya sabéis….”Quien salva una sola vida, salva al mundo entero”…

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