Los señores del acero (1985)
Hoy toca peli bestia….pero bestia,
bestia, de las que no son aptas para todos los públicos, y no lo digo sólo por
la posible edad del espectador sino porque algunas escenas del film en
particular y el argumento en general, no están diseñadas para cualquier tipo de
paladar y hace falta estómago para simplemente verla e incluso algo más para
que encima, te guste.
Avisados estáis por si alguno se atreve
a verla tras leer este post…
“Flesh and blood” (“Los señores del
acero”aquí en España, premio de nuevo a la originalidad para nuestros
traductores) fue una coproducción hispano-holandesa- estadounidense (sí, sí,
todo eso) filmada íntegramente en 1985 en nuestro país, aprovechando escenarios
históricos como el castillo de Belmonte y parajes de Ávila y Cáceres, y que
versa sobre una parte de la historia en la que el cine raramente se ha fijado y
que por eso, creo que me fascina tanto esta película: las guerras de religión
en la Europa del siglo XVI y el papel que los “condottieri” (mercenarios)
jugaron en ellas en la Italia renacentista (aunque no tanto por motivos religiosos en ese caso)
Mercenarios del S. XVI: todo bondad, lealtad y amor al prójimo...
Es por ello que Paul Verhoeven, director
del film, centra el guión en esta época, pues eso le permite, además de contar
una aventura trepidante, cargar y criticar, con toda la mala leche de que dispone, que es mucha, a todo aquello que se le pone por
delante, como por ejemplo, el sistema feudal y la injusticia social, la
intolerancia religiosa, la hipocresía de la Iglesia, la crueldad de la guerra y
en líneas generales, el cinismo y la maldad humanas, en un guión que hubiera
firmado el mismísimo Thomas Hobbes.
Verhoeven - Hobbes: aunque 300 años les separen, pensaban igual...
En resumen, el escenario perfecto
para contraponer dos fuerzas que chocan cual trenes sin frenos: el progreso y
la luz que conllevaban el Renacimiento y la ciencia frente a la barbarie y la
inhumanidad de la intolerancia religiosa y el empleo de las armas.
Entre tanto caos es donde un director
como Verhoeven, se encuentra en su salsa y le permite representar multitud de
escenas escabrosas, morbosas y violentas, de ésas de las que su cine está lleno,
y es que nos encontramos ante uno de los realizadores más polémicos de los
últimos tiempos, lo que no le ha impedido cosechar varios éxitos comerciales (“Robocop”,
“Desafio total”, “Instinto básico”), en los que sin olvidar su condición de
cine de entretenimiento, no se cortaba un pelo a la hora de no dejar títere con
cabeza en sus críticas, recordando sus años iniciales como director de culto en
su Holanda natal.
Escena de sexo bajo cadáveres putrefactos: Verhoeven en su elemento
Más puntos fuertes del film:
1.- la poderosa
banda sonora de Basil Poledouris
2.- el diseño de producción (beneficiado por
paisajes y monumentos españoles)
3.- unas actuaciones impecables, en concreto,
las de Rutger Hauer (actor fetiche de Verhoeven) como Martin, Jennifer Jason
Leigh, con el papel más complicado en su debut en cine (pasa de tierna doncella
a zorrón manipulador en un desarrollo de personaje que dejaría en ridículo a la
khaleesi de “Juego de tronos”) o nuestro Simón Andreu, actor español que se
hartó de trabajar en producciones extranjeras al ser uno de los poquitos de la
época que tendría el B2 de Inglés (si hasta aparece en una de James Bond…)
El gran Simón Andreu: todos reconocen su cara, casi nadie conoce su nombre...
En fin, si os gustan las películas con
personalidad especial, en las que los buenos no se distinguen de los malos, con
escenas en las que todos vuelven la cabeza y vosotros no, os recomiendo esta
peli, y si pensáis que el hombre es un lobo para el hombre, os la recomiendo….
Si no, siempre os quedarán las pelis de
Disney y sus princesitas…